Bienestar

Mi fiel amigo, el estrés

Si de mejores amigos vamos a hablar, el estrés es nuestro compañero fiel. Lo trajo consigo el nuevo siglo, la prisa y la modernidad, a veces se adhiere y no hay forma de deshacernos de el.

Aunque ya no tanto, yo soy de las que se estresan por nada, de las que pierden el sueño si algo no ha encajado durante el día. Hay momentos que aunque no quiera, insiste y hace su aparición y a veces me cuesta mantenerlo a raya. Pero la ventaja de tener más años que antes, es que he aprendido a conocerme mejor y he sabido identificar cuales son los principales disparadores de mi estrés, lo que a la vez, me ha ayudado a buscarles solución. ¿Qué me pone de patas para arriba?

1- DORMIR POCO: Soy de las que gustan dormirse tarde, me gusta el silencio y la tranquilidad de las altas horas de la noche y las ideas que traen consigo, el asunto es que sumado a esto, el señor insomnio a veces hace su aparición a mitad de la noche, cuando debo despertarme super temprano. Esta es la combinación perfecta para que me pase el día con el humor de Godzilla.

Solución: 

  • Descansar en la cama aunque sea una hora antes de dormir. Esto me hace relajarme y que la transición del día a la hora de dormir, no sea brusca. Normalmente acompaño estos ratos de un buen libro que me haga desconectarme de lo cotidiano.
  • Apagar el celular por las noches. Se ha demostrado que las ondas que emite este, nuestro aparatito inseparable, influyen mucho en la calidad del sueño y efectivamente he comprobado que duermo mucho mejor cuando lo apago.
  • Hacer ejercicios. Aunque tengo una relación de amor-odio con la actividad física, definitivamente duermo mejor cuando me ejercito.

2- QUE MI HIJO SE DUERMA TARDE: Hace tiempo me dediqué a hacer que mi hijo se fuera a la cama temprano y así lo hacemos, pero hay veces en las que por X o por Y, esto no ocurre y tener a mi hijo despierto cerca de mi propia hora de sueño, no me da chance a relajarme, lo que contribuye bastante a que aparezca mi disparador de estrés número 1.

Solución:

  • No ofrecerle comida dulce, ni refrescos cerca de su hora de dormir.
  • Apegarme sin excusas a la rutina nocturna que creé para él (de la que hablaré en otro post).
  • Evitar la televisión y aparatos electrónicos cuando se acerca la hora de dormir.

3- UNA CASA DESORDENADA: No sé que tiene que ver una cosa con la otra, pero si algo me da paz, es ver mi casa ordenada y cuando no, pasa todo lo contrario. Casa desordenada, mente desordenada.

Solución:

  • Una de las primeras cosas que hago en el día es ordenar la casa, incluso antes de desayunar. Cuando hago esto, me evito la ansiedad que me produce el desorden y ya me siento lista para empezar mis labores y enfrentar el día.
  • No acumular deberes. Poner las cosas en su lugar a medida que las voy utilizando para evitar que las tareas de la casa me tomen mucho tiempo.

4- NO TENER EL DÍA PLANIFICADO: Trabajo desde mi casa, así que lo que vaya a hacer depende única y completamente de mí y si no tengo estructuradas las tareas del día, ando divagando y saber que el día no fue productivo, hace que aparezca el inevitable estrés.

Solución:

  • Hacer una lista de las cosas pendientes.
  • Distribuir esos pendientes en la semana y luego asignarlas al día que mejor se acomoden.
  • Usar Google Calendar para la planificación de mis tareas, lo que me permite ver de forma general lo que tengo por hacer y si tengo algo que necesita un espacio, la aplicación me ayuda a encontrarlo de forma automática.
Definitivamente, apegarme a estas reglas me ha ayudado mucho cuando de evitar halarme los pelos se trata, se llevan la ansiedad de no saber que esperar y me hacen la vida y la de los de mi entorno mucho más fácil, porque hay que ver cuanto sufren cuando este ser está fuera de balance ¡Pobrecitos!

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